Llegó un tipo muy cacheti-hundido a hacerse afeitar a la peluquería de
Riverita.
El peluquero lo sentó en la silla, le puso la sábana y le entregó un ojo de
venado para que se lo metiera en la boca, para poderlo afeitar.
Ya estando afeitado un lado, Riverita le dijo que se pasara el ojo de venado
para el otro lado.
De repente el tipo abre tamaños ojos.
─¿Que la pasó, hombre? Preguntó sorprendido Riverita
─¡Me tragué la pepa..., Se me fué!
─Eso no vale la pena hombre. Muchos se la han tragado y al otro día me la
regresan.
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