Escrito por la señora ANA OROZCO.Todos los miembros de la familia, contribuimos en su aprendizaje para caminar,
poniendo en ello, yo, como abuelita, un especial empeño; con ese amor tan
grande que sentimos por nuestros nietos. Así que, en los días que la cuidaba de
bebé, que eran dos a la semana, la motivaba para que ensayáramos los solitos,
que en muy escasos instantes, había empezado a hacer y que nos llenaba de un
enorme regocijo a todos. Era un gran acontecimiento en el hogar y ella en su
dulce inocencia, también lo percibía así. Era una bebecita fuerte y valiente y
aceptaba mis motivaciones, con una preciosa sonrisa que se dibujaba en su linda
carita. También hubo lágrimas, cuando fallaba en su intento de sostenerse
solita y, se deslizaba por entre las manos de su abuelita, golpeándose un poco,
lo que es inevitable, en ese trascendental aprendizaje del ser humano de mantenerse
erguido y avanzar. Lo que será por el resto de su vida, su manera de
movilizarse.
Tuve entonces la alegría, que estando conmigo, empezara a dar sus primeros
pasos. ¡Fue una alegría indescriptible! Estábamos solas y de pronto, al
responder a mi motivación, con su carita siempre iluminada por su dulce
sonrisa, el solito se convirtió en tres pequeños pasos tambaleantes, pero sin
embargo había decisión en ellos. ¡Mis ojos no podían creer lo que vieron de
repente! ¡En su carita también había sorpresa! y en una hermosa complicidad,
repetimos el intento. Exitoso también. Ya estábamos seguras, que nuestro
empeño, había surtido sus frutos....¡MI FLORECITA HABÍA APRENDIDO A CAMINAR!
Quería que todo el mundo se enterara. Se apoderó de mí, una pequeña locura de
felicidad y, llamaba emocionada a la señora del servicio (que se encontraba en
el primer piso de la casa). Acudió solícita y, "mi Florecita", muy
orgullosa de su hazaña, volvió a dar sus inocentes pasitos tambaleantes. La
llevamos al balcón interior (donde tenía más espacio), la motivamos con sus
peluches y, prendida de su vestidito blanco, largo, que le ayudaba a sentirse
más segura y guardar el equilibrio, nos dio una dulce sinfonía de pasitos
inocentes….
La filmamos, llamé a la mamita, al papito y a toda la familia. Hubo mucho
júbilo y felicidad esa noche en la casa y quedó grabada en nuestra memoria,
ésta su hazaña de APRENDER A CAMINAR, cuando tenía 11 meses y medio. Un 2 de
Octubre en la tarde...