En la fiesta de bodas, la novia le dice al
novio:
─¡Papito, mi amor..., quiero estar ya mismo contigo!
─¡Pero cómo se te ocurre, aquí en pleno baile...! En fin, tengo una idea: como yo soy médico, tú te haces las desmayada y asi nos podemos encerrar diciéndo que voy a examinarte…
La novia finge desmayarse, todos corren, todos gritan. El novio los calma y les dice:
─¡Tranquilos..., yo soy médico y la voy a examinar!
La levantó, la metió a una pieza y cerró la puerta. Todos los invitados esperaban su salida. A los veinte minutos salió el médico y una viejita le dice:
─Doctor: ¿qué tenía la novia?
─Un leve desmayo nada más..., ahí le apliqué una inyeccioncita.
Y la viejita, bajando la mirada y muy asustada, le señala con el dedo:
─¡Ay, doctor, pero... ¡se le quedó la jeringa afuera.
─¡Papito, mi amor..., quiero estar ya mismo contigo!
─¡Pero cómo se te ocurre, aquí en pleno baile...! En fin, tengo una idea: como yo soy médico, tú te haces las desmayada y asi nos podemos encerrar diciéndo que voy a examinarte…
La novia finge desmayarse, todos corren, todos gritan. El novio los calma y les dice:
─¡Tranquilos..., yo soy médico y la voy a examinar!
La levantó, la metió a una pieza y cerró la puerta. Todos los invitados esperaban su salida. A los veinte minutos salió el médico y una viejita le dice:
─Doctor: ¿qué tenía la novia?
─Un leve desmayo nada más..., ahí le apliqué una inyeccioncita.
Y la viejita, bajando la mirada y muy asustada, le señala con el dedo:
─¡Ay, doctor, pero... ¡se le quedó la jeringa afuera.
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