Desde los Estados Unidos llamé a un amigo en Colombia, y me dice:
—¡Majitus, amigo mío, qué bueno que me llamaste; estoy en aprietos y necesito que me prestes 500 dólares…!
—¿Qué me dices, no oigo nada…!
—¡Que necesito urgente 500 dólares!
—Lo lamento, la señal está muy mala; y… no te oigo nada.
De inmediato interviene la operadora:
—¡Señor, Gil, qué raro, yo oigo perfectamente a su amigo!
—¡Ah…, sí? ¡Entonces, mandale vos ese dinero!
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Un bus, a la hora pico, iba tan lleno de pasajeros que parecían cigarrillos empaquetados.
Un chica agarrada de las barras le dice a un tipo que está atrás de ella:
—Por favor, ¿se puede apartar un poco? Tiene usted algo duro dentro del pantalón que me aprieta la cadera.
—¡Oh!, perdón, es que llevo ahí el sobre con mi pago, para que no me lo roben.
—¡Pues debe tener un buen trabajo, porque desde la última parada le han aumentado el sueldo tres veces.
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Llegó un tipo muy cachetihundido a hacerse afeitar a la peluquería de Riverita.
El peluquero lo sentó en la silla, le puso la sábana y le entregó un ojo de venado para que se lo metiera en la boca, para poderlo afeitar.
Ya afeitado un lado, Riverita le dijo que se pasara el ojo de venado para el otro lado.
De repente el tipo abre tamaños ojos.
—¿Que la pasó, hombre? –Preguntó sorprendido Riverita.
—¡Me tragué la pepa..., se me fue!
—Eso no vale la pena hombre. Muchos se la han tragado, y al otro día me la regresan.
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—Abuelita, abuelita..., estile las patas.
—Pero, mijo, ¿por qué me pides eso?
—¡Pala sentilme bien contento!
—¿Cómo?
—Shí, polque mi papá dijo que cuando usted estile las patas, vamos a ser muy felices.
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En los corredores de un manicomio un doctor sale corriendo, y le dice a otro que venía:
—¡Corre corre, que viene un loco con unas tijeras y está cortándole los huevos al que tenga tres!
—No, pues yo tranquilo solo tengo dos…
—No, es que primero los corta, y... después los cuenta.
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Un hombre visitó a su amigo que trabajaba en una fábrica supermoderna, llegó a su despacho y se encontró con una secretaria espectacular, cabello rubio, ojos verdes,
cuerpo espectacular, maravillosa..., y le dice al amigo:
—Juan, tremenda secretaria la que tienes, ¡qué hermosura!…
—Pues no me lo vas a creer… es un robot.
—Cómo que un robot si es exacta a una persona.
—Sí hombre. Mira, le aprietas una teta y toma dictado de lo que tú le dices, le aprietas la otra y escribe a máquina lo que le dijiste; y eso no es todo: hace el amor mejor que cualquier mujer. Si quieres te la presto un rato.
El amigo aceptó, y se encerró con la robot en una sala anexa. Al rato se escuchan los gritos desesperados de este hombre:
—¡Ay..., Juan…, ay…, ay...; auxilio, socorro, ayúdenme!
Entra el amigo y le dice:
—Qué pena, se me olvidó decirte que, por detrás... es un sacapuntas.
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Un amigo se encuentra con otro y le dice:
—Hola, Pedro, ¿que hay de tu vida?
—Pues bien, mira que me he metido a una congregación cristiana que lo primero que me impusieron fue no tener sexo con mi mujer por un mes…
—No joda, mano, ¿y cómo vas con eso?
—Pues la primera semana no fue tan duro, la supe llevar, la segunda ya estaba desesperado así que rente un canal porno y la pasé bien; pero la tercera semana mi mujer se agachó a coger la sal, y ahí no me aguanté y le hice el amor tres veces.
—No jodás, ¿entonces, te echaron de la comunidad?
—¡Claro, y también del restaurante!
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Un hombre visitó al doctor y le dijo:
—Doctor, tengo un problema mi mujer es demasiado fría, más fría que el abrazo de una suegra.., demasiado fría.
El doctor le dice:
—Vamos a tratar con estas pastillas, dele la mitad cada tarde..
El hombre cuando llegó a su casa, pensó:
—Media… no, yo le doy a ella tres y yo me tomo otras tres…
Se las hechó a su mujer con el cafecito de la tarde, y él se mandó otras tres… Cuando pasó un par de horas la mujer estaba desesperada, y en el sofá gritaba:
—¡Necesito un hombre…, quiero un hombre!
Y dice el marido:
—¡Yo también…, yo también!
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Una mujer llama a un periódico, y dice;
—Por favor, quiero poner un anuncio por la muerte de mi marido…
—Muy bien señora, ¿Y cuándo murió?
—¡Mañana, cuando aparezca el desgraciado!
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Un hombre que trabajaba de bombero, llego a las 2:00 de la madrugada a casa, y para no molestar a su esposa, sin prender la luz se quitó la ropa y se acostó.
Al rato le dice la mujer:
—Mi amor, ve a la farmacia nocturna y cómprame unas aspirinas que tengo mucho dolor de cabeza.
El hombre, con el ánimo de no molestarla, se vistió a oscuras, fue a la farmacia, y al llegar le dice el farmaceuta:
—¡Pero, Manuel, si tú eres bombero…, por qué vienes vestido de policía?
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A una venta de helados llega un hombre y pregunta…
—Por favor, ¿de qué sabores tiene usted los helados?
—Señor, ahí está la lista en ese cartel... lea.
El hombre mira los carteles y dice:
—Pues, ponme uno de… cerramos los domingos.
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En una cafetería:
—Señorita, ¿puedo invitarla a salir?
—Respete que soy una mujer casada y decente para salir con semejante cosa…
—Señorita, ¡es que tenemos que cerrar la cafetería!
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—Doctor, ¿cómo me fue en la operación?
—Hijo, yo soy Jesús.
—¡No puede ser, entonces, he muerto?
—¡Oh no! yo soy Jesús… el que barre el hospital, ahora viene el médico.
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—Hija, tu marido llegó borracho a las cuatro de la mañana, se metió en mi cuarto y me hizo el amor tres veces…
—¡Pero, mamá…, no le dijiste nada?
—¡Ay, mija, tú sabes que a ese desgraciado yo ni le hablo!
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En la madrugada, el viejito le dice a su esposa:
—Mijita, ¿hiciste cafecito?
—No. Hice verdecito, pero... ¡ya estoy mejor!
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—Antonio, fíjate que he decidido ponerme gafas…
—¡Claro, hazlo, hazlo, te hacen mucha falta….!
—¿Tú crees que sí?
—Claro, ¡porque yo no soy Antonio!
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El Semana Santa a la entrada de la catedral de San Pedro, un hombre observa cómo salen hombres con un ladrillo en la mano, se le acerca a uno y le pregunta:
—¿Qué pasa, ah...? ¿Por qué todos los hombres que han salido llevan un ladrillo en la mano?
—¡Ah…, es que el Santo Padre a todo hombre infiel le pone como penitencia cargar un ladrillo por una semana!
De pronto empezaron a salir hombres sin ladrillos y le pregunta:
—¿Qué pasa, por fin se acabaron los infieles?
—No…, ¡se acabaron los ladrillos!
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Atila, el rey de los Hunos, antes de ir a la guerra le dijo a su mejor amigo:
—Estas son las llaves del cinturón de castidad que le puse a mi esposa, si en un año no he regresado, por favor ve a mi casa y se lo quitas.
Atila partió, y apenas llevaba un kilómetro aparece su amigo gritando:
—¡Atila…, Atila…, está no es la llave!
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Una mujer se sube al bus y le dice a un hombre:
—Perdone, señor, ¿puede usted darme el asiento, es que estoy embarazada?
El hombre le mira la barriga, y le dice:
—¿Embarazada…, y cuánto tiempo tiene?
—¡Media hora, pero... aún me tiemblan las piernas!
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En el hospital, a un hombre le iban a hacer una delicada operación; con posible muerte por descuido de un cirujano muy joven.
El paciente insiste en que lo opere su yerno que es un especialista.
Cuando están en el quirófano, el hombre le dice a su yerno:
—José, recuerda que si me muero… ¡tu suegra se irá vivir con ustedes!