Una hermosa rubia está sentada sobre la camilla del cirujano, desnuda e
impaciente. A los pocos minutos entra un hombre vestido de blanco y ella le
dice:
─¿Está listo para revisarme?
─¡Sí!
El hombre la revisa detalladamente, la toca por todos los lados, la hace
agachar, doblar, voltear...
La joven le dice:
─¿Usted cree que va a necesitar operarme?
─Bueno, en realidad eso pregúnteselo al doctor..., yo solo vine a pintar la
puerta del baño.
Llega un turista a un solitario pueblo, va
donde el cura y le dice:
─Oiga padre: ¿cómo hace usted para vivir en un pueblo tan aburridor?
─Yo lo paso bien, hijo mio, mientras tenga a mano mi vino y mi rosario...
─¿De verdad padre?
─¡Claro! Rosario: pásame el vino.