Pepito, se puso a vender huevos dentro de
una iglesia:
-¡Huevos! ¡huevos! ¡huevos frescos..!
El sacerdote, muy molesto, grita:
-¡Sáquen ese niño de los huevos...!
Y Pepito, muy asustado, dice:
-¡Padre, mejor de la orejita!
-¡Huevos! ¡huevos! ¡huevos frescos..!
El sacerdote, muy molesto, grita:
-¡Sáquen ese niño de los huevos...!
Y Pepito, muy asustado, dice:
-¡Padre, mejor de la orejita!
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